viernes, 18 de enero de 2008

El himno y su no letra

Por ahora el himno español conserva su tradicional "chunta chunta" (no me gustan sus versiones de "lalalala" o "lolololo", llamadme clásico).

Por ser de la dulce y privilegiada generación de los 80's (la de la bola de cristal), no canté en clase el "viva españa, alzad los brazos...", así que siempre disfrutaba cantando mi "chunta chunta" viendo los mundiales... con suerte hasta cuartos (hay cosas que nunca cambian), y como mucho en algún recreo le poniamos la famosa letra en la que deciamos que cierto caudillo tenía el culo blanco por el efecto del Ariel. Quizá todos estos condicionantes hacen que me encuentre reacio a poner letra al himno.

Otro motivo fundamental ha sido el como se ha orquestado todo esto.

El único "inocente" es Paulino Cubero, autor de la letra elegida, que seguro puso toda su ilusión en dotar de lírica al himno para su país, para nuestro país. Él y todos los que emplearon su tiempo en confeccionar una letra llena de sentimiento, con la esperanza de que un día brotara de los labios de cada español cada vez que sonara nuestro himno.

¿Qué pinta la SGAE en esto?, me pregunto desde el cariño y el respeto que le profeso a esta intitucion privada, que he de reconocer que no es mucho.

¿Por qué no lanzan la propuesta al parlamento y que sea este el que organice la forma de redacción de la letra?, al fin y al cabo son nuestros representantes, los que hemos elegido democraticamente, no como a los otros (ya puse mi opinion cuando hablé del canon).

La parcela deportiva a mi entender está mas clara. Parece que nuestros dirigentes deportivos se sienten avergonzados porque nuestros representantes no pueden cantar las heroicidades patrias en los medalleros o en los prolegómenos de los partidos...

En mi opinión, que se que no es gran cosa, nos debemos sentir más orgullosos de mostrar la alegría típica del pueblo español, nuestra alegría, en las gradas de un estadio cantando abrazados el "chunta chunta" hasta que las gargantas dejen de funcionarnos, que de cantar letras rememorando batallas ancestrales que por muy heróica que fuera la victoria, estará llena de dolor y barbarie... La única batalla buena, es la que no se libra.

Cuando existe el sentimiento, las palabras sobran.